19 Septiembre – La más larga ida hasta el momento
La aventura comienza en Milan. Es en la ciudad lombarda donde tras pasar casi un día entero de escala paseando por sus calles, tomamos el vuelo de Qatar Airways que nos llevará a Doha ya por la noche. Habíamos estado visitando la ciudad en otra ocasión pero cualquier oportunidad para visitar Italia la aprovechamos. Lo consideramos nuestra segunda casa.
El avión de Qatar Airways sin ser la mole del Airbus A380 de Emirates, ofrece bastantes comodidades y la verdad que en cuanto a entretenimiento no defrauda en absoluto y el servicio es impecable. Llegamos a Doha al amanecer y se puede apreciar desde el aeropuerto el centro de la ciudad con sus rascacielos de fondo. A pesar que nos planteamos hacer una parada para visitar la ciudad, no nos consiguió atraer lo suficiente como para realizar una visita, ya que íbamos con el tiempo justo.
Cambio de avión, y otras tantísimas horas hasta llegar a Jakarta. La verdad que el viaje de ida se hizo larguísimo por la diferencia horaria y la parada de casi un día entero en Milan. Entre pitos y flautas llegamos puntuales y sin problema a las 22:30 hora indonesia al Aeropuerto internacional Soekarno Hatta. La primera impresión de Indonesia a parte del agradable calorcito fue la sordidez de Jakarta. En efecto, no es lo más bonito del país como ya habíamos leído pero es la principal ciudad de llegadas internacionales y de vuelos internos.
Afortunadamente teníamos apalabrado un pick up gratuito que nos ofrecía el Amaris Hotel el cual nos serviría para descansar nuestra primera noche durante unas horas ya que al día siguiente tocaba madrugón. El hotel es de los más cercanos al aeropuerto y no te sacan un riñón por ello, es sencillo y más o menos limpio, vamos a llamarle un hotel de paso. Nos costó 43 euros por Agoda. Al día siguiente nuevamente pick up gratuito al aeropuerto y te sirven el desayuno en caja en caso que salgas muy temprano.
Al despertar nos esperaba Borneo y el magnífico Parque Nacional de Tanjung Puting, nuestra primera gran parada en el país y unos de los motivos que nos llevó a realizar este viaje.
20 de Septiembre – Kalimantan, el borneo indonesio o el paraíso amenazado del orangután
Tras la paliza del viaje de ida y dormir unas horas, nos quedaba levantarnos muy temprano para coger el avión de KalStar que salía a las 7:30 en dirección a Pangkalan Bun. En efecto la cortita noche en Jakarta fue un visto y no visto y bien temprano ya estábamos de nuevo en el aeropuerto sin apenas haber deshecho la mochila.
En cuanto a las historias para no dormir que habíamos escuchado de las compañías aéreas indonesias se encontraba el constante retraso o cancelación de muchos de sus vuelos. Pues bien, la primera en la frente fue precisamente ese vuelo el que salió con más retraso de todos los que cogimos en el viaje, concretamente una hora y cuarto. Ya en el aire cabe decir que Kalstar nos sirvió un sabroso desayuno indonesio a base de carne y arroz que no estaba nada mal y por el resto del vuelo no hubo problema alguno. Habíamos sobrevivido a nuestro primer avión indonesio, ya sólo quedaban seis más!!
Llegamos a Pangkalan Bun con el consiguiente retraso pero con tiempo de sobra para disfrutar ese primer día. Dio la casualidad que al coger nuestras mochilas vimos junto con unos españoles a Andy Jaka uno de los guías con klotok de Kumai al que habíamos contactado antes de viajar y que finalmente nos dejó en la estacada de muy malas maneras por mail. La verdad que después de ver su comportamiento en ese momento y en los días que vinieron donde lo volvimos a encontrar, no nos arrepentimos de haber cogido otro guía para la ocasión.
Al salir, allí estaba la que sí que sería nuestra guía Ruth Papilaya, para esos tres días en Tanjung Puting y nos recibió para llevarnos a su coche y dirigirnos hacia Kumai para subir directos al klotok. A Ruth nos la recomendó Ivy otro guía de por allí que aparecía por el foro los viajeros pero que se nos iba de presupuesto y no regateaba ni a la de tres. Ruth finalmente nos dejó en 4 millones de rupias los 3 días / 2 noches y visitando los tres campos de Tanjung Puting, cosa que no lo ofrecen siempre. Tras la subida de precios en Marzo 2012 de la que hablaba todo el mundo no vimos nada más barato reservando a través de Internet por adelantado.
Hacía un calor de padre y muy señor mío así que los refrigerios que nos dio cayeron en ese momento como agua del cielo. Una vez llegados al muelle de Kumai sólo estaba el Klotok de Ruth y ninguno más lo cual nos hizo pensar que habíamos hecho bien en contactar con ella antes y no dejarlo para ese momento. Quizás si se va con tiempo holgado al viaje no hay ningún problema en reservar klotok sobre la marcha pero nosotros teníamos los días contados y preferimos no arriesgar.
El klotok como cualquier otro de los que se vean por allí constaba de las partes principales. La cocina y espacio para la tripulación en la parte de abajo. El lavabo comunitario atrás en la popa. El “dormitorio” para los clientes en la misma cubierta y adelante en la proa dos sillas para disfrutar del paisaje y el clima.
La tripulación estaba formada por Ruth la guía, el capitán del barco, un chaval ayudante y la cocinera. Ninguno de ellos hablaba inglés salvo Ruth pero no fue un problema a la hora de comunicarse. Todos y cada uno de ellos mostraban mucho respeto por la intimidad del cliente incluso una camaradería excesiva en algún momento, algo que a nosotros no nos va para nada pero bueno.
Zarpamos de Kumai río abajo en dirección al océano. Kumai es un pueblo no muy vistoso la verdad y que sirve de lanzadera para los klotoks que visitan el parque. A medida que avanzábamos por el río se podía observar lo contaminado que estaba y no se puede uno imaginar que tanta inmundicia esté tan cerca de tanta naturaleza. Ruth nos explicaba que la contaminación del río es debida a la explotación de minas más arriba y las humaredas que se pueden ver a lo lejos desde Kumai son causadas por la deforestación, principal problema para el hábitat del orangután en Borneo. Las plantaciones de la palma aceitera de la cual se extrae el aceite de palma ocupan hectáreas de selva que previamente han sido deforestadas. Si tenemos en cuenta que Indonesia es el país del mundo con la tasa de deforestación más alta del planeta y el mayor productor de aceite de palma, podemos afirmar que sitios como Tanjung Puting tienen los días contados. Si se le echa un vistazo al parque en Google Earth se ve claramente todo esto.
Llegamos a la entrada del río Sekonyer justo a la izquierda y las dimensiones y la suciedad de este río cambian notablemente. Un cartel te da la bienvenida al parque y en este primer tramo a lado y lado del río se ven sólo palmas y palmas. Aprovechamos para degustar la que sería nuestra primera comida en la mesa que hay instalada en la cubierta a ras de suelo.
A mediodía llegamos al primer campamento de orangutanes Tanjung Harapan. Hemos llegado con antelación, así que tenemos que esperar un tiempo. En la misma orilla del río hay unas cuantas casetas con información relativa a los orangutanes, todo muy sencillo y destartalado. No hay mucha gente y cuando dan el visto bueno emprendemos una caminata no muy larga al interior del bosque con muchísima calor y una fina lluvia.
No muy lejos y justo encima de nuestras narices vemos los primeros ejemplares saltando de árbol en árbol. Tan sólo por esa imagen el viaje ya había valida la pena, estaba más que justificado. El primer encuentro con estos animales es alucinante y de un plumazo se te olvida todo el cansancio o sueño que puedas tener en ese momento. Reina el silencio, sólo interrumpido por algún inconsciente que habla a voz en grito (sobretodo españoles sí) y por más que la gente le mande callar hace oídos sordos, vergonzoso.
Poco a poco los animales van llegando tímidamente hasta la plataforma de madera, una vez el ranger ha depositado el saco de plátanos y se dan prisa en coger el mayor número posible de estos. Es alucinante el ruido que hacen al desplazarse entre los árboles. Al cabo de un rato entre la espesura hace su aparición estelar Yani, uno de los dos machos alfa de Tanjung Puting. El tamaño impresiona al compararlo con el resto de orangutanes y la verdad es que impone. Al llegar él todos se alejan sin rechistar, tan sólo dos valientes resisten a su lado sin formar mucho alboroto.
La gente se va yendo hasta quedarnos solos. Una vez sacadas las correspondientes fotos vale la pena quedarse ahí de pie simplemente observando como actúan. Si no se hacen muchos espavientos son ellos mismos los que sin miedo vienen y pasan por tu lado sin problemas. Para nosotros el objetivo ya estaba cumplido.
Volvemos al barco y pasamos lo que queda de tarde disfrutando del paisaje en cubierta con una magnífica merendola. Desde hacía rato la palma había dejado paso a una vegetación frondosa y que tantas veces habíamos visto en reportajes por la televisión de orangutanes. Al atardecer son los monos Proboscis los que salen del bosque para dormir en los árboles cercanos a la orilla del río y se contaban por decenas a cada tramo que íbamos avanzando. Finalmente atracamos el barco justo debajo de una colonia de Proboscis que pasaría allí la noche en las ramas del árbol que había al lado nuestro. Es fácil ver al atardecer muchísimos de ellos con su característica larga cola colgando y esa nariz tan peculiar.
Mientras cenábamos nos prepararon lo que sería nuestro “dormitorio”. Con unos colchones y una mosquitera en la cubierta, no necesitábamos nada más para disfrutar de una relajante noche a la intemperie con los ruidos del bosque de fondo. Relajante fue hasta que bien entrada la madrugada noté como un cosquilleo en las piernas. No una sino tres veces note algo que se movía entre las sábanas, como una sensación de peso, igual que en las películas de terror.
A la tercera nos pusimos de pie y cogimos la linterna para alumbrar el colchón. A los pocos segundos pasó una rata de tamaño considerable por encima de nuestras almohadas a la velocidad del viento y desapareció por siempre jamás. Volvimos a iluminar por todos lados pero ya se había ido suponíamos. Vimos que habíamos dejado mal cerrada la mosquitera y supusimos que entraría por ahí. No es una animal que nos de un miedo espantoso pero tampoco hubiéramos querido ser mordidos por accidente el primer día de viaje. Volvimos a cerrar todo bien y seguimos durmiendo ya que al día siguiente nos tocaba visitar los dos campos que faltaban.
21 de Septiembre – Más y más orangutanes en el famoso Camp Leakey
A pesar de las cortinas de plástico que cubren los laterales del klotok durante la noche o cuando llueve, la luz del Sol nos despertó bien temprano junto con los sonidos del bosque. Un bonito amanecer naranja acompañaba el desayuno y los monos proboscis hacía ya rato que trajinaban bosque adentro. Una vez recogida la habitación de quita y pon, arrancamos motores ya que faltaba todavía un trecho para llegar al que sería el segundo campo por visitar, Pondok Tanggui.
Tras un rato navegando llegamos hasta un muelle donde amarrar el klotok y una larga pasarela que pasaba por encima de zonas inundadas te llevaba hacia el campamento. La vegetación era mucho más densa aquí que en el primero y en general todo mucho más bonito. Por el camino había muchísimas “autopistas” de hormigas cortadoras. Siempre es un espectáculo de la naturaleza ver cómo trabajan y se desplazan. De camino a la plataforma también había varios tipos de plantas carnívoras, las que estaban colgando en arbustos y de forma alargada y otras que surgían como hongos en el suelo del bosque. La verdad cuanto menos resulta curioso, si se echa un vistazo dentro se pueden ver insectos atrapados en el líquido gástrico.
Al llegar a la plataforma de alimentación dos orangutanes se afanaban por coger bananas. En Pondok Tanggui sólo vimos a estos dos ejemplares pero a diferencia del día anterior donde contemplábamos a los animales con sorpresa aquí lo hicimos con risas. En todo el rato no pararon de pelearse, jugar e incordiarse el uno al otro. Intentando pillar lo que podía también había alguna que otra ardilla que salía de la nada y tras coger algún resto de plátano salía corriendo como si le fuera la vida.
Cuando ya vimos que poco a poco volvían a la profundidad de la selva y no venía ninguno más proseguimos con la caminata por el bosque disfrutando de su tranquilidad. En uno de los caminitos de hormigas que encontramos vimos a unas del tamaño de un pulgar inmensas imaginábamos que hormigas soldado. Ruth cogió a una suavemente y nos la pasó. Por mucho que uno piense que tan sólo es una hormiga sentir la fuerza de esas enormes patas como se desplazan por tu piel rapidísimo da respeto. Perdón por repetirme pero jamás habíamos visto hormigas de semejante tamaño.
Una vez volvimos al klotok continuamos rumbo al último y más famoso campo de Tanjung Puting: Camp Leakey. Nuevamente la entrada se trataba de una pasarela que iba desde la orilla del río hacia adentro. Lo primero que visitamos fue la caseta de información. La exposición estaba mucho más lograda que la otra que vimos en Tanjung Harapan y estaba todo el árbol genealógico de las familias de orangutanes que habitan por allí, junto con varios pósters de sus costumbres y actitudes. Al salir nos encontramos con un lagarto parecido a un varano el cual no tenía miedo alguno de nuestra presencia.
Por la mañana en el segundo campo habíamos estado a las nueve para el “feeding time”, esta vez era a las tres de la tarde cuando Camp Leakey daba de comer bananas a los orangutanes próximos. Aun así quedaba tiempo para dar un paseo por los alrededores de la caseta de información. Por allí, revoloteaban macacos los cuales están presentes durante todo el trayecto del río hasta llegar aquí, por todos lados. Con estos es fácil descuidarse y que te hagan la gracia pero nunca nos cansamos de observar todas las diabluras que hacen. En Camp Leakey nos quedamos con las ganas de ver a Princess una hembra orangután que ha salido en múltiples reportajes en la tele por su increíble inteligencia. Lástima que ya estuviese viejita y nos comentaran que hacía unos días se la habían llevado al veterinario.
Cuál fue nuestra sorpresa que justo antes de emprender el camino hacia el bosque nos damos cuenta de que un orangután reposa tranquilamente por allí. Nos acercamos a verlo y Ruth nos comenta que se trata de una hembra que siempre ronda el campamento. Emprendemos la caminata y ya por la mitad del camino aparece otra pareja de orangutanes que nos acompañaría al lado nuestro hasta llegar a la plataforma entre brincos y carantoñas. Es aquí en este tercer campo donde se nota que están más acostumbrados a la presencia humana y pasan por el lado tuyo sin inmutarse. Aun así estábamos alucinando y ya nos había bien merecido la pena el trayecto hasta aquí.
Ya en la plataforma pudimos ver muchísimos ejemplares más que en los otros dos sitios. En concreto había una madre con su bebe que estuvo durante todo el rato. Era la primera vez que veíamos a una cría y nos hizo mucha ilusión. Más tarde vendría otra cría pero un poco más mayor. Tuvimos la oportunidad que se acercara un gibón a coger comida. Es increíble la longitud de sus brazos y los saltos que dan de una rama a otra. La anécdota del momento fue un orangután que decidió quitarle una botella de agua a una chica para desenroscar el tapón con pasmosa facilidad y beber agua.
Había más gente pero como siempre nos quedamos solos hasta el final, allí disfrutando de los últimos instantes con estos animales que nos daría el viaje. De vuelta una pequeña familia de unos cinco ejemplares decidió hacer junto a nosotros el camino de vuelta. Es una pasada verlos caminar a cuatro patas, aun así son bastante rápidos.
De nuestra experiencia en Tanjung Puting nos quedábamos con el sabor agridulce de no haber visto al macho más grande que ronda por allí: Tom. El día anterior habíamos visto a Yani pero por lo que decían Tom era mucho más voluminoso. Una vez vez estábamos casi a punto de coger nuevamente el klotok nuestros ojos no dieron crédito a lo que veían. Una enorme bola de pelo naranja estaba allí cerca de la caseta de información. En efecto se trataba de Tom un pedazo de macho al que daban ganas de abrazarlo, aunque no sería muy recomendable. Su tamaño no tiene nada que ver con el resto, es realmente inmenso. Sus adiposidades de la cara y el saco gutural son enormes. Fue de aquellos momentos que a uno no le gusta que se lo cuenten sino que quiere verlo en primera persona. Sus movimientos no eran lentos como podría parecer de primeras y se desplazaba con una agilidad pasmosa al tiempo que observaba todo lo que se movía a su alrededor. Se notaba que era el jefe, él sólo dominaba toda la escena e imponía muchísimo respeto.
El hecho de haber tardado tanto en la plataforma y cuando ya todo el mundo se había ido a sus barcos nos brindó la oportunidad casual de ver a tan maravilloso orangután. La verdad que es uno de los animales que hayamos visto que más nos han impresionado. Tom fue el último ejemplar que vimos en nuestro viaje y la verdad que nos costó el hecho de despedirnos de él, volver al barco a sabiendas que quizá no volveríamos a ver a un orangután en libertad en nuestra vida.
Habíamos quedado muy satisfechos de todo lo visto y estábamos muy contentos por esos dos días. Nos habíamos quitado la espinita de ver orangutanes en Indonesia que teníamos desde hacía unos años. Nos prometimos que si hubiera alguna próxima vez nos gustaría probar suerte en Sumatra u otro parque nacional de Borneo donde las posibilidades disminuyen pero la sensación de libertad es mucho mayor.
Sólo nos quedo volver al barco y aprovechar para ducharnos con el agua del río Sekonyer ya que reprendíamos la vuelta y más tarde el agua estaría mucho más sucia. Apuramos lo que quedaba de tarde disfrutando de los últimos momentos de selva hasta que atracamos el barco al lado de un palmeral para poder dormir. Si la noche antes había sido la rata esta vez serían los macacos, o eso creemos. El caso es que nada más dormirnos empezamos a escuchar movimiento en las ramas y saltos en el techo del klotok. A pesar de ser molesto para dormir era emocionante y claro está, mejor tener a los macacos fuera de la mosquitera que una rata dentro de tu cama.
22 de Septiembre – Yogyakarta y la danza del Ramayana
Nos levantamos temprano para no variar y recorrer los últimos kilómetros hasta volver a Kumai. Una vez llegados al puerto nos hicimos la foto de familia con la tripulación que tan bien nos había cuidado junto con Ruth. Nos despedimos de la que había sido nuestra casa en esos dos días y medio y Ruth junto con un conductor nos llevó en coche hasta el aeropuerto.
Hablando por el camino resultó que el conductor era Isy un guía también de Tanjung Puting y con el que también había contactado al haberlo visto en el foro los viajeros. De hecho, fue Isy quien me recomendó a Ruth. Tuvimos una conversación interesante sobre el boca a boca que puede haber a través de Internet y del cual ellos pueden salir beneficiados o no. Le hicimos saber nuestra mala opinión a cerca de Noval, otro guía también recomendado en el foro y del cual tuvimos muy mala impresión en nuestra comunicación con él por mail por las formas y el trato. Nos confirmaba nuestras sospechas al decirnos que antes trabajaban juntos y que se había vuelto un tanto pretencioso. Bueno ahí queda.
Ya en el aeropuerto nos despedimos de Ruth y cogimos el vuelo de Trigana Air que nos llevaría hasta la isla de Java, más concretamente a la ciudad de Semarang. Durante el trayecto pudimos divisar el archipiélago de Karimunjawa al cual se nos pasó por la cabeza ir pero la dificultad del transporte y falta de días hicieron que desistiéramos. Tan sólo se veían pequeñas islas rodeadas de unos arrecifes turquesas impresionantes.
Una vez en Semarang comenzó una pequeña odisea hasta llegar a Yogyakarta. Nada más salir del aeropuerto teníamos claro que los taxis más fiables y a un precio razonable con taxímetro eran los de la compañía Bluebird, presentes en muchas partes del país. Nuestra idea principal era la de poder ver si fuera posible unos de los dos templos que teníamos pensado visitar en Yogya esa misma tarde así que había que darse prisa. Con esa idea cogimos un Bluebird para que nos dejase en una de las estaciones de autobuses de Semarang que para nuestra sorpresa, tenía la oficina y parada oficial en una gasolinera, algo rarísimo. Tras ver las posibilidades de billetes de bus vimos que acabábamos de perder uno que había recién salido y para el próximo deberíamos esperar una hora y media más. Aun así cogimos el billete y haciendo cálculos no nos daba tiempo ni de lejos de ver nada ya que llegaríamos a las tantas de la noche. La chica de la oficina nos comentó que si teníamos prisa la otra opción que teníamos era la de coger un taxi. Esto lo habíamos visto en algún otro diario y ya que en Indonesia no son nada caros pues allí que fuimos. Devolvimos el billete de bus y salimos a la calle a parar a otro Bluebird con un calor de padre y muy señor mio y las mochilas a cuestas. Finalmente encontramos a un buen hombre que nos aceptó el precio que pensábamos, unos 30 euros para un trayecto que sería de cuatro horazas.
Esa tarde la pasamos encerrados en ese taxi y soportando uno de los mayores atascos que quizás hayamos visto. Toda la carretera que separa a estas dos ciudades es un amasijo de coches, caos, suciedad, polución y pueblos que se acaban juntando unos con otros. Salvo alguna planicie que se ve llena de campos de arroz el trayecto la verdad se hizo muy pesado.
Llegamos a Yogyakarta sabiendo de sobras que aunque todavía brillaba el Sol y quedaban unas horas para la noche, preferíamos ver al día siguiente el templo de Prambanan con más tranquilidad ya que seguía entrando dentro del planning estipulado e iríamos con menos prisas.
Para las dos noches que estaríamos en la ciudad elegimos ir a lo práctico en vez de a lo céntrico. Para ello para la primera noche elegimos un hotel muy cercano al templo de Prambanan y que tenía vistas a este, el Poeri Devata Resort hotel. Sabíamos con antelación que nuestra estancia en Java iba a ser tan sólo para visitar Prambanan y Borobudur así que desistimos de coger un hotel cercano a Malioboro street.
El Poeri Devata consta de unas habitaciones en forma de bungalows repartidos por un gran jardín y está situado a un km del templo. Si bien parecía algo anticuado estaba limpio y nos serviría para una placentera ducha tras los días en Tanjung Puting. Su precio en Agoda fue de 58 euros.
Nos quedaba tiempo esa tarde para hacer algo y al final nos decidimos por ir a ver el espectáculo de la danza del Ramayana en el mismo templo por la noche. Se trata de un teatro al aire libre con unas gradas y que tiene como telón de fondo las tres torres de Prambanan. A través de la danza y la música se representa la historia del Ramayana y nos costó tan sólo 8 euros desde una posición más que aceptable.
Si bien en algunos compases puede parecer pesado (dura 1h 30 min) vale bien la pena sólo por el maquillaje, vestuario, la música en directo etc… Para nuestra sorpresa creíamos que era sobre todo para extranjeros pero la gran mayoría que van a ver este espectáculo eran indonesios.
Al salir del recinto volvimos para el hotel con un transporte del mismo que te lo incluían gratis con la entrada y nos dispusimos a descansar ya que el día siguiente sería bastante completo con la visita de los dos templos en una sola jornada.
23 de Septiembre – Los templos de Java: Prambanan y Borobudur
Nos despertamos bien temprano para disfrutar del buffet del hotel y cargar pilas para un día que se presentaba caluroso. Ya que el día anterior no nos había dado tiempo a visitar uno de los monumentos, ese día debíamos de espabilarnos para intentar ver los dos en una sola jornada. Dejamos las mochilas y recorrimos andando el escaso kilometro que había hasta la entrada a Prambanan. Esta sería la primera vez que nos tuviéramos que poner el famoso batik a modo de pareo y la verdad que resultaba curioso. La primera vez cuesta andar y si como yo se dan pasos muy grandes, la sensación de que se va a deshacer el nudo y se va a caer, cuanto menos incordia.
El templo está dedicado a los tres dioses de la mitologia hindú: Brahma, Vishnu y Shiva. Si bien no guarda la espectacularidad de Angkor merece mucho la pena su visita.
Nada más pasar la entrada y llegar justo a los pies de las tres grandes torres descubrimos una de las cosas recurrentes en este país y que jamás habíamos visto. Nos abordaron tres chicas jóvenes con una misma camiseta. Al parecer se trataban de estudiantes de una escuela que cada día visitaban el templo para hacerles una pequeña visita turística a los extranjeros que venían al templo, a cambio de poder mejorar su nivel de inglés. Por supuesto, no pedían ningún dinero a cambio y fue una agradable experiencia deparar con aquellas adolescentes durante el rato que estuvimos viendo el monumento. Entre preguntas del tipo: de qué trabajas o estáis casados nos iban explicando todas las peculiaridades del lugar a medida que íbamos entrando en los distintos torreones. Para nosotros es de admirar que estos jóvenes (porque aparte de las tres chicas que había con nosotros, habían muchísimos más) en un domingo cualquiera con un calor de narices se desplacen kilómetros para tener en su día un futuro mejor.
Otro fenómeno que experimentamos y resultó ser muy divertido fue el que acabamos denominando el “efecto Hollywood”. Tras nuestro viaje a Indonesia hemos visto las muchas diferencias culturales y sociales con España pero con todo y eso tampoco creemos que en una ciudad de las más importantes del país como es Yogyakarta pueda haber mucha desconexión con el mundo occidental o que sientan tanta curiosidad por él. Dicho esto, con este “efecto” nos referimos al hecho, la afición o la gran curiosidad de los indonesios por fotografiarse con extranjeros. Es algo increíble algo que en ningún país habíamos visto a este nivel. Por todo el recinto escuchabas: “Excuse me Mister!” o algo parecido y a la que te dabas cuenta te veías rodeado por siete u ocho personas que no conocías de nada y haciéndote fotos con ellos. Por supuesto, había que esperar a hacerse la foto con cada una de las cámaras de todos. Lo importante es tomárselo con calma y con simpatía porque se quiera o no es un buen momento para compartir con gente diferente que vive en la otra punta del mundo.
Cuando acabamos la visita y nos despedimos de nuestras improvisadas guías, volvimos al hotel para ya recoger nuestras cosas y traspasarlas sin perder tiempo a nuestra nueva habitación del Grand Quality Hotel. Al igual que nuestro primer alojamiento en Yogya, este segundo también lo reservamos pensando en lo práctico por su situación muy cercana al aeropuerto, ya que al día siguiente nada más despertarnos cogeríamos el siguiente avión a Bali. La verdad que el hotel nos dio una grata sorpresa puesto que para el precio que daba Agoda, 43 euros, parecía ser un hotel impoluto e incluso bastante lujoso.
Dejamos todo en la habitación lo más rápido posible para buscar sin suerte justo en frente del hotel, un taxi barato que nos llevase a Borobudur, el siguiente templo que queríamos visitar. Finalmente, tras bastantes intentos encontramos a un gentil taxista que se comprometía a hacernos la ida, esperar a la visita y llevarnos de vuelta hasta el hotel.
Al llegar a Borobudur nuevamente colocación de pareo para entrar e intercambio de resultados de fútbol con los que vigilaban la entrada. Parece mentira pero hay mucha afición por este deporte en Indonesia. Siguiendo el caminito nos topamos con una mole de piedra, el templo budista más grande del mundo. La verdad es que más que bonito es robusto y sobrio pero nuevamente merece la pena la visita.
Si no me equivoco hay que ir subiendo los diferentes niveles en sentido de las agujas del reloj para seguir la historia del ascenso al Nirvana. En principio si no se es un friki del budismo, con darle la vuelta a las tres primeras plantas tuvimos bastante para apreciar los ornamentos que tienen. Tras ello subimos directamente al último nivel desde donde se aprecian las vistas y donde están situadas las famosas “campanas” con estatuas de buda en su interior. Sólo una de ellas está destapada y se puede observar la estatua de su interior sin impedimento.
Arriba del todo como es lógico, era donde mayor cantidad de gente había y aquí fue cuando el “efecto Hollywood” llegó a su punto álgido. Si por la mañana en Prambanan ya nos había resultado curioso, aquello fue un simple aperitivo, “peccata minuta” con lo que nos esperaba a nosotros y a muchos otros occidentales. No había más de dos minutos seguidos en los que no hubiese alguien que pidiese un posado junto con nosotros o cualquier guiri que anduviese por allí. Nos daba la risa. Hubo una familia entera, que venían de Papúa nos dijeron, la cual vimos bastante entusiasmada con el momento.
Al salir del templo teníamos bastante hambre ya que todavía no habíamos comido por el miedo a ir con prisas pero la verdad que pensándolo retrospectivamente, en una sola jornada nos dio tiempo bastante de sobras para ver los dos monumentos. A la salida había unos puestecillos que si bien no era de lo más barato, seguía siendo muy barato así que allí nos lanzamos a devorar lo que nos pusieron por delante. Al acabar tras unas dos horas en total allí estaba el taxista como un clavo esperándonos para llevarnos de vuelta.
Llegamos a Yogya con el objetivo cumplido y con calma y tras una parada técnica en el hotel para reponer fuerzas decidimos salir a cenar por una calle llena de puestos que habíamos visto cercana al hotel. Al final entramos como en una especie de caseta mugrienta con unos fogones que daban a la calle en el que estaban cenando una familia indonesia que nos miraba con cara de: Qué hacen estos aquí?! Pedimos dos platos, una sopa, bebidas y una bolsa de algo parecido a cortezas de cerdo. El precio final 1’80 euros. Nos pudimos ir a dormir más contentos que unas pascuas, no hay cosa que me dé más alegría que comer barato y bien, en Indonesia es bastante posible.
Había que descansar ya que al día siguiente partíamos a la isla de los arrozales y las olas imposibles, Bali.
24 de Septiembre – Rumbo a Bali
Tras la plácida noche en el Grand Quality Hotel repusimos fuerzas para salir bien temprano hacia el aeropuerto y coger el vuelo de Air Asia que nos llevase a Denpasar, la principal ciudad de la isla balinesa. Como siempre con Air Asia no hubo ningún problema y suelen ser muy puntuales.
Nada más llegar y negociar con los taxistas del aeropuerto ya se nota ese tufo en el ambiente de los lugares turísticos donde nadie regala nada y si te la pueden meter doblada lo hacen. Tras el tira y afloja y sortear a los que piden auténticas burradas conseguimos el taxi por unos 9 euros y sin tener que pagar el parking del aeropuerto (cosa que habíamos leído que muchos reclaman). Tardamos una bonita hora hasta llegar a Ubud, población que sería nuestra base para visitar la isla, ya que no pensábamos visitar playas, tampoco nos interesa el surf y queríamos huir del bullicio y exceso de Kuta. Nuestro objetivo pues, era visitar los templos principales y disfrutar de los paisajes y arrozales que ofrece este pequeño paraíso.
Al llegar a Ubud nos dimos cuenta de que el taxista no tenía absolutamente ni idea de donde estaba nuestra pensión así que finalmente nos dejó en una calle paralela a Monkey Forest Road, la calle más céntrica de Ubud y donde se mueve todo. Dentro de lo que cabe era normal puesto que nos dimos cuenta posteriormente que las palabras “Ubud” y “Dream”, las utilizan cientos de alojamientos de esta población y el nuestro claro está, era uno más, el Ubud Dream Homestay.
Con bastante calor y la casa a cuestas fuimos continuando la calle dando a parar al Monkey Forest que en ese momento de la mañana tenía a todos sus monos inquilinos justo en la entrada haciendo de las suyas entre el tráfico. Finalmente y tras preguntar no menos de tres veces encontramos un letrero en Monkey Forest Road entre los millares que puede haber, que indicaba nuestro objetivo pasando por un estrecho callejón. Llegamos exhaustos a la que sería nuestra base de operaciones para las próximas tres noches.
El Ubud Dream Homestay lo elegimos por estar céntrico y ser barato, unos 17 euros la noche a parte de las buenas críticas que tenía por Internet. Se trata de una casa de dos plantas al fondo de un tranquilo callejón, regentada por una familia, donde las habitaciones están arriba junto a un pequeño templo que tienen. Todo muy limpio y sencillo el único inconveniente fue que en la época en la que fuimos estaban de obras en la entrada y el primer día nos descolocó la no mucha atención que nos proporcionaron aunque luego todo fue a mejor.
Queríamos ver que nos deparaba esa primera tarde en Bali paseando por Ubud. El objetivo era encontrar un taxista que nos hiciera un recorrido acorde a lo que queríamos para tres días por un precio justo. Antes de esto echamos un vistazo por el mercado principal, situado al lado del cruce entre Monkey Forest Road y Jalan Raya. El mercado estaba en un decadente edificio de tres plantas donde en su entrada vimos el primer templete de Bali lleno de ofrendas. Las pequeñas bandejas hechas de hoja de palma y que contienen flores y otras cosas se pueden ver en los templos y tiradas por las calles ya que cada día las rehacen nuevamente. En el mercado se puede encontrar todo tipo de artesanía desde cuadros, madera, figuras etc y es el sitio más barato quizá para comprar recuerdos. En la Lonely Planet te marcan varios pueblos de las afueras de Ubud donde si bien es cierto que son especialistas en un determinado tipo de artesanía los precios son desorbitados. Cabe decir que unos platos de madera que compramos en este mercado tenían carcoma, así que hay que vigilar un poco lo que se compra. A parte de recuerdos también venden como en cualquier mercado normal frutas, verduras, comida en general y en los días que estuvimos por allí pasamos varias veces.
Luego fuimos a ver el palacio de Ubud situado justo en frente del mercado y nos dio una pequeña aproximación de lo que es la arquitectura balinesa y que ya habíamos podido comprobar viniendo de camino hasta Ubud desde el aeropuerto por cada pueblo que pasábamos. Aquí fue donde también vimos por primera vez el hecho de ponerles batiks o pareos hasta a las estatuas. Nos resultó gracioso y curioso a la vez.
Llegaba la hora de comer y decidimos ir a probar el plato típico balinés, el Babiguling. Uno de los sitios que habia visto recomendado tanto en Internet como en la guía era el Ibu Oka y encima estaba justo al lado del palacio de Ubud. Entramos a ver que nos deparaba tan suculento manjar y nos pusieron sentados en el suelo en el salón abierto a la calle del restaurante desde donde se puede ver la cocina también abierta al público. Como no, pedimos el plato de Babiguling completo que no llega a 3 euros. Para concretar se trata de cerdo asado con su corteza bien crujiente, arroz y demás alimentos que no me atrevo a catalogar. A mi me encantó aunque a Ely no tanto.
Nos quedaba la tarde para acercarnos a unos arrozales bastante bonitos que están muy cerca del centro de Ubud y así ya completábamos la tarde. Están siguiendo la calle Jalan Kajeng paralela a la calle donde estaba el Ibu Oka. Hay que seguirla hasta el final durante un buen rato, poco a poco se va convirtiendo de una calle céntrica a una calle tranquila y residencial donde se pueden observar como en muchísimos otros sitios las grandes palmas colgantes que hacen en cada hogar para decorar. En las baldosas de la calle están puestas las huellas de las manos de muchísima gente junto con la fecha y país de procedencia desde los años setenta u ochenta si no recuerdo mal. Es como un paseíllo de Hollywood pero a la Balinesa.
Al llegar hasta los arrozales uno se encuentra con un oasis de paz y tranquilidad cercano al centro turístico de Ubud. Tan sólo hay alguna que otra villa apartada y campesinos que vienen y van. Si bien no guardan la espectacularidad de los famosos arrozales patrimonio de la Unesco que veríamos días después, son un rinconcito a visitar para un paseo tranquilo. Volvimos por la misma calle otra vez hacia el centro y para nuestra sorpresa se para una moto y una mujer en perfecto español nos pregunta que si éramos no se quién y no sé cuantos, pero le decimos que negativo y se fue. Su cara nos resultó familiar y al final recordamos que era una mujer que había salido en el programa de Españoles por el Mundo, visto días antes antes de partir de viaje, dueña de una ONG situada en Ubud que queríamos visitar en caso que tuviéramos tiempo. Seguimos nuestro camino y poco después vuelve a pasar la moto pero sólo con la chica balinesa que la llevaba y le decidimos preguntar para confirmar nuestras sospechas. Al final tras darnos indicaciones de donde estaba decidimos que reservaríamos un momento para ir.
Habíamos pasado el día preguntando a mil taxistas y los precios no se correspondían con lo que habíamos visto por Internet, se acercaba la noche y no teníamos a nadie que por menos de 500.000 rupias, unos 40 euros, nos hiciera el recorrido. Habíamos pasado el resto de la tarde por Mokey forest y las calles subyacentes y finalmente vimos a un tío con una furgoneta nueva con AC y demás patochadas, mucho más de lo que querríamos. Conseguimos que nos lo dejara por 370000 rupias, unos 30 euros, justo el precio que más o menos pensábamos gastar y quedamos para el día siguiente en nuestro alojamiento. Ya podíamos irnos a dormir tranquilos aunque nos había costado sudor y sangre.
Hola!
Muy chulo tu diario, me está encantando!!
Qué podrías pasar el contacto de Ruth, la guía del klotok que contratesteis?? Mil gracias!!
Hola Irene! Muchas gracias por visitarnos y encantados que te guste el diario.
El mail de Ruth es: ruth_c_papilaya@yahoo.com. Fue todo muy bien y nos arregló bastante el precio. A día de hoy, 2 años después, no sabemos cuanto pedirá.
Para cualquier duda no dudes en contactarnos!
Saludos
Robert y Ely
Hola chicos,
Una pregunta : el precio que indican de 4 milliones de rupias fue por persona o el total para los dos ??!
Muchas gracias
saludos
Hola Anais! Pues era el precio para los dos, el klotok para los 3 días, incluyendo la comida, el guía etc… En cualquier caso ya hace casi 3 años y ya en 2012 los precios iban al alza. Los guías de Kumai se frotaban las manos con el incremento de turistas a Tanjung Puting y con ello los precios y tenía pinta de no parar.
Un saludo y por aquí estamos para cualquier pregunta!
Robert y Ely
Muchas gracias chicos por su respuesta!! Nos acaba de pasar Ruth 6.8 millones por los dos.
Que piensan?
Seria factible ver de encontrar y negociar algo al llegar alla directamente?
Saludoos
Hola de nuevo Anais,
Pues no sabemos como andarán de precios ahora, pero si que es cierto que la rupia indonesia se ha devaluado un poco desde 2012… si a eso le sumamos el incremento de las entradas que llevan años diciendo, tampoco lo vemos tan exagerado. A nosotros Ruth fue la que más barato nos lo dio en su día, la mayoría pedían 4,5 o 5 millones cuando ella nos pidió 4.
En cuanto a llegar allí y negociar, la verdad es que cuando fuimos nosotros nos fijamos en eso y no vimos ningún barco en el muelle! Suponemos que si vas con tiempo puedes permitirte el lujo de quedarte en Kumai, buscar y negociar.
Esperamos haberte ayudado… Un saludo y aquí seguimos para cualquier duda!
Robert y Ely
Hola. He visto vuestro blog. Precioso. Preciosas fotos. Haremos un viaje muy parecido entre fines de septiembre y la primera quincena de octubre. Mi primer horror es ver el avión de Trigana. ¿Qué aparato era ese? ¿Volaba?. Imagino que si. . Es que no lo identifico. Ni es un boeing 737 ni un ATR 42. Nos toca ir en esa línea o la Kalstar (no se sí son la misma) desde Java a Borneo, es verdad que salimos d eYakarta y luego volvemos por Semarang. Por cierto ¿que tal tiempo hace en esa época del año? ¿En Borneo, en Tanjung Puting te proporcionan chubasqueros?. Es por llevarlos o no llevarlos desde aquí. Nosotros no dormiremos en klotok sino en el Rimba Lodge. Serán 4 días 3 noches. ¿Visteis las luciérnagas por la noche? ¿Las hay?. Dicen que se hace la cena o una cena al menos con luciérnagas, que por el hecho de que los insectos machos intentan atraer a las hembras brillan mucho y de forma intermitente. ¿ es así?. ¿ los orangutanes se ven en total libertad? ¿Se llegan a ver?, ¿es fácil acercarse a ellos. ¿Se te acercan?. Nuestro itinerario es: Borneo-Java: Yogyakarta-Bromo y luego Bali. Son sólo 15 días, sin contar el día de ida en avión y el de vuelta. Lo llevamos todo pagado, eso si, excepto las comidas en Yakarta ( 1º tarde-noche) y en Yogyakarta, Monte Bromo y tres últimos días de Bali que haremos playa ( antes estaremos en Ubud). En Ubud necesitáremos cenar. ¿Es muy caro cenar y almorzar?. ¿Tenéis alguna recomendación al respecto?. Por cierto ¿os distéis algún tipo de masaje en Ubud? Si es así, ¿que tal es eso? ¿Alguna recomendación al respecto?. Bueno gracias si contestáis. Sino no problem.
Hola Gabriel! Ante todo gracias por tu comentario y visita, nos alegramos que te guste. Siempre intentamos contestar a todo así que vamos a ver si podemos ayudarte en cada una de tus preguntas:
– En cuanto a los aviones casi todas las aerolíneas indonesias tienen la mala fama ganada pero no tuvimos mayor problema que un simple retraso de una hora con Kalstar para ir de Yakarta a Borneo. Fuera de ahí en casi todos los aviones nos dieron algo de comer y fuimos bastante a gusto.
– En cuanto al tiempo fuimos en la misma época que tú y fue bastante bueno, salvo en Tanjung Puting que nos calló algún que otro chaparrón y un día que llovió algo en Bali. En cualquier caso, hace mucha calor y humedad. Los del klotok si que nos proporcionaban chubasqueros pero siempre llevamos los nuestros a mano.
– Lo de las luciérnagas lo vimos pero brevemente y sí que hace gracia verlo. Es tal como lo cuentas.
– Los orangutanes están en completa libertad a pesar de que hay plataformas donde a determinadas horas del día, se les pone de comer y ellos vienen o no según quieran. Por ejemplo, no es seguro ver a los dos machos alfa Jani y Tom. Como explicamos en el diario, se hace una pequeña caminata hasta las plataformas que están en medio del bosque y ellos van viniendo poco a poco. Es en el tercer campo Camp Leakey donde están más acostumbrados a la presencia humana y se acercan mucho pudiendo incluso caminar con ellos al lado.
– En Ubud hay sitios para todos los precios. La calle principal de Monkey forest tiene muchos restaurantes baratos en comparación con precios europeos pero tampoco tirados de precio, de los cuales probamos el Café Wayan bastante recomendable. Si te vas al bueno, bonito y barato nos gustó el Warung Lokal en una callejuela céntrica que indicamos en el diario. También si quieres probar la especialidad balinesa del Babiguling por 3 euros, el mejor sitio es Ibu Oka justo al lado del Templo de Ubud.
– Por lo de los masajes hay sitios a patadas pero no te podemos recomendar porque no lo probamos.
Un saludo y esperamos haberte ayudado. Cualquier cosa por aquí estamos. Buen viaje!
Robert y Ely
Hola Robert y Ely,
Me gustó mucho tu blog. Una pregunta. En un par de meses viajaremos a Borneo. Volaremos desde Semarang a PangkalanBun con Kal Star, pero estamos teniendo problemas para pagar con Visa a través de la web. ¿Como lo hicisteis vosotros?
Hola Dani! Muchas gracias por escribir, nos alegra que te haya gustado el blog. Nosotros la verdad no tuvimos problema en hacerlo con visa con esa misma compañía en un vuelo de Yakarta – Pangkalan Bun. Consulta con tu banco por si tiene la tarjeta algún tipo de límite y que sea de crédito y no débito.
Un saludo y por aquí estamos para cualquier pregunta!
Robert y Ely
Hola Robert y Ely
Acabo de contactar a Andy Jaki para un tour en klotok en julio. Pero después de leer vuestras experiencias con él pienso buscar a otro guía. Cómo os dejó en la estacada?
Annette
Hola Annette, gracias por escribirnos y pasarte por el blog!
Con Andy Jaka acordamos un precio tras mucho negociar y aceptó a regañadientes. Cuando faltaba poco para el viaje, nos escribió un mail diciendo no sé que excusa para no realizar el tour. Al llegar al aeropuerto casualmente lo encontramos con otra pareja así que sólo pudimos sacar la conclusión que le pagaron más y rompió su palabra con nosotros. Además al volverle a escribir ya ni nos contestó y escogimos otro guía.
Esperamos en cualquier caso que disfrutes Indonesia, es un país fascinante!
Saludos
Robert y Ely
hola buenas ,muy buen blog. quisera hacer la misma ruta en barco,podrias pasarme el contacto de ruth? y saber si hay la alternativa de visitar alguna tribu cercana,muchas gracias!!!
Hola! Gracias por pasarte por el blog. Pues si no nos equivocamos el mail es alex.pandu@gmail.com. En cuanto a tribus hay alguna en Borneo pero lejos de tanjung putin y sino en sumatra.
Un saludo!
Robert y Ely