Sin ser excesivamente grande como otras ciudades europeas, ni ser la capital del país, Cracovia atrae a la mayoría del turismo. Aquí dejamos una amplia guía sobre qué ver en Cracovia y sus alrededores. Si uno decide visitar Polonia durante sus vacaciones, esta ciudad estará presente en casi cualquier itinerario que se precie.
Su casco antiguo es de los más bonitos y sigue estando muy bien conservado. Este quedó intacto tras la Segunda Guerra Mundial al no ser bombardeado y hoy en día se puede disfrutar tal y como siempre ha sido.
La belleza de sus calles, su muralla, la historia reciente que la rodea, hacen de Cracovia una ciudad interesantísima. Resulta muy fácil de recorrer por su tamaño acotado y además se come de fábula.
En nuestra escapada de 5 días por Polonia, dedicamos 3 días completos a Cracovia y sus alrededores y, a decir verdad, tampoco es que nos sobrase mucho tiempo. A parte de la ciudad en sí, realizamos dos de sus visitas más principales. Tuvimos casi dos días para ver el memorial del campo de exterminio de Auschwitz Birkenau y las Minas de Sal de Wieliczka.
Ambas visitas muy diferentes y de las cuales hablaremos más adelante. Decir ya de entrada, que encontramos mucho más interesante la primera y que la segunda apenas nos gustó.
Índice del post
Qué ver en Cracovia
Centro histórico (Stare Miasto)
El centro histórico y toda su amalgama de calles fueron declarados Patrimonio Mundial de la Unesco en 1978. Este se diferencia con el de Varsovia bastante ya que el último fue prácticamente destruido y reconstruido en su totalidad tras la Segunda Guerra Mundial.
En Cracovia la ocupación nazi y posterior liberación por el ejército soviético apenas dañó los edificios. Los dos puntos fuertes que nadie que visite Cracovia pasará por alto, son la Plaza del Mercado y la Colina de Wawel.
Plaza del Mercado
La Plaza del mercado (Rynek Glowny) con la basílica gótica de Santa Maria quizás sea la foto más significativa de la ciudad. Se dice que es la plaza medieval más grande de Europa y la verdad es que muy lejos no andará. Desde el doble campanario desigual de la basílica, cada hora un trompetista toca el hejnal Mariacki, una pequeña melodía que queda entrecortada en mitad de una estrofa, una tradición de hace 700 años.
Lo curioso es que esta melodía se realiza en representación del soldado que en su día murió de un flechazo en la garganta. El hombre estaba tocando esto mismo para alertar a la ciudad de la llegada de los tártaros, clásicos invasores de la ciudad.
En pleno centro de la Plaza del mercado encontramos también la Torre del Ayuntamiento y la Lonja de los Paños (Sukienicce), antiguo mercado medieval que vivió su máximo esplendor en el siglo XV a donde se importaban materiales venidos de Asia. Hoy en día, la planta baja con la arcada que se ve fácilmente desde cualquier punto de la plaza, alberga tiendas de souvenirs y artesanía.
La muralla y el Parque Planty rodean todo el centro histórico ofreciendo un agradable paseo rodeado de árboles. El punto más emblemático de entrada es la Barbacana de Cracovia y la Puerta de San Florián, situados en la entrada norte del centro histórico. Se trata de una antigua estructura de defensa medieval bastante imponente del siglo XV.
Colina de Wawel
Justo al otro extremo, al sur del centro histórico, encontramos la colina de Wawel, con el castillo y la catedral del mismo nombre. Tanto si se sube arriba como si se observa desde las orillas del río Vístula, la colina ofrece bellas vistas. La colina de Wavel es a su vez el centro histórico y cultural más importante de la ciudad y durante muchos años de toda Polonia, ya que la ciudad fue capital del país anteriormente.
La catedral fue construida y reconstruida según los gustos y estilos de la época. En ella se fueron añadiendo nuevas estructuras y es así como hoy, resulta una mezcla de estilos algo rocambolesca.
Barrio judío de Kazimierz
Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, este barrio había sido el centro neurálgico de la comunidad judía en la ciudad de Cracovia, comunidad especialmente presente en Polonia y una de las más grandes de Europa en la preguerra.
La ocupación nazi y la consecuente deportación de judíos a los guetos y campos de exterminio, diezmó la población considerablemente. Esto hizo desaparecer comunidades enteras de barrios como este, quedándose casi en desuso durante la época comunista de la postguerra.
Trasladándonos al día de hoy, este barrio al sureste del centro histórico ha renacido desde la década de los 80 y a pesar que la población judía sea mucho menor por las inevitables consecuencias del holocausto, mantiene la cultura y la tradición de antaño.
Podemos encontrar hasta siete sinagogas, muchos restaurantes y cafés con bastante ambiente alrededor de la calle Szeroka, que más bien parece una pequeña plaza. En esta misma plaza encontramos la Sinagoga Remuh y su cementerio, la única que sigue abierta el culto actualmente. Otras como la Tempel, la Isaac o Kupah contienen museos abiertos al público.
En la cercana Plaza Nueva (Plac Nowy) hay una estructura circular con puestos de venta de comida. Sobretodo es un buen punto para las conocidas Zapiekankas, ya que aquí están algunas de las mejores de la ciudad. También hay algunos puestos de souvenirs, artesanía y algunos artículos de segunda mano para coleccionistas.
Para los amantes del cine, saber que este barrio está estrechamente ligado a la película de La lista de Schindler de Steven Spielberg. Es aquí donde se rodaron la mayor parte de las escenas. Se decidió rodar el la película en este lugar, por lo poco que había cambiado el barrio respecto a los años 40, pero la historia que representa se sitúa en el cercano y extinto Gueto de Cracovia, al otro lado del Vístula en el barrio de Podgorze.
Quizás uno de los lugares más reconocibles de la película sea el pasaje con las escaleras que se sitúa perpendicular a la calle Beera Meiselsa y Jozefa, a escasos metros de Plac Nowy.
Es aquí donde se rueda la escena durante la limpieza y desalojo del gueto, cuando una madre huye con su hija. Estas bajan por unas escaleras para encontrarse con un niño que les presta escondite. Actualmente el pasaje tiene un bar y muchas fotos interesantes de la época de la ocupación y del barrio de Kazimierz.
Podgorze
Más al sur de Kazimierz y pasando el río Vistula, aquí si que encontramos el que fuera el antiguo Gueto de Cracovia que se representa en la película de La lista de Schindler. Actualmente se trata de un barrio obrero y casi completamente renovado ya que ha cambiado su arquitectura con respecto a la época.
A pesar de ello podemos encontrar algún punto interesante relacionado con la historia reciente de la ciudad y el país. Merece la pena su visita.
Al cruzar el río Vístula desde Kazimierz, nos encontraremos directamente con la Plaza de los Héroes del Gueto (Plac Bohaterow Getta). Esta plaza es a la vez un monumento a las víctimas del Holocausto que, desde aquí, eran deportadas al cercano campo de Plaszow (reflejado también en la Lista de Schindler y del que apenas queda nada), a Auschwitz o a otros campos de extermino por el régimen nazi durante la ocupación de Cracovia, hasta ser desmantelado el gueto completamente en Marzo de 1943.
Nos encontramos con varias sillas de metal esparcidas por la plaza. Estas representan la espera que muchos judíos realizaban aquí antes de subir a los transportes que los llevaban a una muerte directa.
En una de las esquinas de la plaza, aún a día de hoy, existe la Farmacia del Águila (Apteka pod Orlem). Esta farmacia estaba regentada por un polaco no judío llamado Tadeusz Pankiewicz. Este hombre a pesar de que su negocio quedaba dentro del muro que delimitaba el antiguo Gueto de Cracovia, decidió continuar y ayudar a escondidas a muchos judíos con medicamentos y salvoconductos para salvarlos.
Poco más adelante, en las calles Lwowska 25 y Limanowskiego 62 se pueden ver los únicos restos del muro original del Gueto de Cracovia. Estos dos tramos son los únicos que quedan en pie. Teniendo en cuenta que el gueto en su mayoría fue desmantelado, estos dos trozos de muro permanecen como símbolo inalterable de la historia. Uno se puede hacer la idea de lo que pasaron los ocupantes de esta prisión dentro de la ciudad, una antesala al exterminio masivo.
Fábrica de Oskar Schindler
En la calle Lipowa, siempre dentro del barrio de Podgorce y a escasos 15 minutos caminando de la Plaza de los Héroes del Gueto, se encuentra la fábrica original de Oskar Schindler. Este señor en cuestión, empresario alemán y afiliado al partido nazi, compró esta fábrica de esmaltado para utensilios de cocina. Para su funcionamiento utilizó a una mayoría de trabajadores judíos y viéndolo como una oportunidad de negocio en tiempos de guerra.
De 1939 a 1944 que estuvo al frente de la Deutsche Emailwarenfabrik se fue dando cuenta de la realidad que le esperaba a los judíos en Cracovia, la vida en el gueto y las consecuencias terribles en los campos de Auschwitz Birkenau y Plaszow que les esperaban. En un intento de empatizar con sus trabajadores decidió emplear cada vez a más judíos a pesar de perder toda la fortuna que había amasado. De esta forma evitó que muchos acabaran en los campos de exterminio.
La historia es conocida por la oscarizada película La Lista de Schindler (1993) de Steven Spielberg, que refleja muy bien la vida en el gueto de Cracovia de la época y como este empresario ávido de dinero al principio y solidario y empático más tarde, acabó salvando a más de 1000 personas de una muerte segura.
Hoy en día la fábrica es un museo en el cual se explica sobretodo la vida en la ciudad de Cracovia durante la guerra. En él se puede ver el escritorio original de Schindler y muchos de los utensilios que se fabricaron en ella. Para la película sólo se utilizó el exterior de la fachada y la escalera principal pero el resto fueron imágenes de estudio.
Memorial de Auschwitz Birkenau
Casi no se concibe una visita a Cracovia sin pasar por el tristemente famoso campo de exterminio de Auschwitz Birkenau, situado a unos 45 km al este en la ciudad de Oswiecim. Conviene entender qué fue el Holocausto y como la humanidad llegó hasta uno de los puntos más oscuros de su historia.
Para leer toda la información necesaria y todas las posibilidades para visitarlo, realizamos este post en el que te contamos mucho más con todo detalle. En nuestro caso, visitamos el memorial a través de un tour a Auschwitz con Musement, plataforma online para venta de entradas a museos, actividades y espectáculos. Como explicamos en el post, merece la pena en un lugar así que alguien conocedor del tema te explique in situ la historia y los porqués de dicha tragedia.
Minas de Sal de Wieliczka
Como siempre mostramos nuestra más sincera opinión y en este caso no iba a ser distinto. Decir sin más rodeos que las Minas de Sal de Wieliczka, a pesar de ser de las visitas más recomendadas en Cracovia, no nos apasionaron mucho.
Sabíamos que se tratan de unas minas de sal que han sido explotadas desde el siglo XIII y que albergan kilómetros de galerías subterráneas. De estas galerías solo una pequeña parte eso sí, pueden visitarse, así que creímos que se trataba de algo interesante.
A lo largo de los casi 4 km que ofrece el Tour turístico podemos ver salas con esculturas de santos, algún lago subterráneo o cámaras inmensas transformadas en capillas. Todo esto esculpido en la misma sal y llegando a superar los 300 m de profundidad. No hay que olvidar que también fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Unesco en 1979.
En nuestra opinión, tras tanto anuncio a bombo y platillo nos dejaron un poco desangelados. No sabemos si fue la cantidad de gente, la guía (obligatoria) que parecía un robot taladro hablando, o la excesiva explotación del lugar, pero no nos valió la pena llegar hasta allí. El exceso de gente hacía que los tours de distintos idiomas se fueran pisando los talones, solapándose directamente.
El camino por el que vas está tan excesivamente acondicionado que en ocasiones nos dio la sensación de estar en el “Tren de la Mina” de Port Aventura. Nos pareció más una atracción que otra cosa. Ahora teniendo en cuenta el precio de la entrada (89 zlotys por persona) y la distancia hasta Wieliczka, (unos 25 minutos en tren desde Krakow Glowny) casi que nos arrepentimos de haber ido.
Quizás el denominado Tour minero en el que te llevan por otros lugares y te equipan con casco y mono pueda ser más interesante. El Tour turístico nos llegó a sacar de quicio cuando vimos que hasta dentro de la mina tienen restaurantes, tiendas, salas de conferencias etc…excesivo en nuestra humilde opinión.
Qué comer en Cracovia
Cuando buscamos información para comer en Cracovia o en Polonia en general, resulta curioso encontrar que entre los más famosos lugares para comer están los denominados Bares de leche (Bar Mleczny) . Se trata de locales sencillos, baratos y bastante espartanos que aún sobreviven desde la época comunista. Antes estaban subvencionados por el estado y solían servir platos sencillos a base de lácteos y verduras.
Hoy en día están enfocados a toda la gastronomía polaca a pesar de seguir siendo bastante básicos y los hay más o menos turísticos. Algunos ni siquiera tienen carta en inglés, otros están más adaptados al turismo. En cualquier caso no está mal como experiencia, pero no esperes encontrar la mejor comida polaca. Algunos de los más conocidos en Cracovia son: Bar Mleczny Tomasza, Pod Filarkami, Bar Mlezcny Gornik o Pod Temida.
Los Pierogi son sin duda el descubrimiento culinario de casi todo el mundo que visita Polonia. Esta especie de pasta rellena parecida a los ravioli se presentan con un montón de tipos de rellenos tanto salados como dulces: queso, patata con cebolla, carne, nata con frutos rojos…
Cuidado porque son un vicio, están en casi cualquier restaurante polaco como entrante y los hay especializados en ellos como el Pierogarnia Krakowiacy o la cadena polaca Zapiecek.
Para disfrutar de la comida tradicional polaca en todo su esplendor y de un local precioso decorado todo en madera, fuimos al Morskie Oko. Por 13 euros por persona nos pegamos un festival de campeonato. Comer en Polonia no es nada caro y disfrutar de un restaurante con las tres B te puede salir igual que el precio de un menú diario en España. No os olvidéis de probar sus sopas como la Zurek, servida dentro de pan de centeno.
Para terminar, dentro del barrio judío de Kazimierz quisimos probar algo de comida Kosher y estuvimos comiendo en Hamsa. Lugar muy recomendable para disfrutar de una mezcla de sabores entre oriente y occidente.