El Lago Victoria y la llanura sin fin, el impresionante Serengueti.

Lago Victoria y su gente

Situado en la zona centro-oriental de África, entre Kenia, Uganda y Tanzania, el Lago Victoria es el segundo lago de agua dulce más grande de la Tierra. Fue descubierto en el año 1858 por el explorador inglés John Speke, quien le dio el nombre de la Reina de Inglaterra.

Acabábamos de cruzar la frontera con Kenia y llegamos, por fin, al camping de Musoma que se situaba al lado del lago y muy cercano al centro del pueblo. Fuimos entonces con Sandy y un nuevo amigo etíope, a dar una vuelta para conocer esta población.

La escuela llena de niños uniformados nos gritaba desde la valla para que pasáramos un rato con ellos hablando. En las calles, mecánicos de bicis (lo que leéis…de bicis) arreglaban lo mismo un pinchazo que una cadena rota, los niños nos miraban y la gente sonreía al vernos pasar. No miento si digo que no encontramos ni un solo turista, a pesar de haber uno de esos camiones de safaris en el mismo camping que nosotros.

Llegamos a la “lonja” del pueblo, y es que alrededor del lago forman un mercado en el que encontramos desde pescado seco hasta verdura, legumbres, huevos y como no, la pesca del día.

Seguimos el camino y por las calles encontrábamos imágenes tales como mujeres machacando el maíz o costureros que sin duda fabricaban para las mejores marcas… jejeje.

Llegamos de nuevo a un mercado, esta vez más grande y con zonas cerradas en las que podíamos encontrar de todo y más! Imágenes que se quedaban en nuestras retinas grabadas como una autentica película.

Pasamos el día paseando, cantando con las simpáticas mujeres que cuidaban del camping y aprendiendo a bailar los temazos de Tanzania… Jambo!

Después de dormir en un suelo arenoso con cientos de simpáticas arañas que vienen hasta tu saco de dormir para darte las buenas noches, nos levantamos una vez más con un desayuno de Pepe y pusimos rumbo a un nuevo poblado. Este tendria muchos menos recursos y en él descubrimos la verdadera África…

Los niños tenían un árbol como escuela, se pasaban el día transportando a sus hermanos/as pequeños/as a horcajadas, la farmacia estaba cerrada porque no quedaban medicamentos, el «restaurante» del pueblo era una pequeña cabaña, vivían en chozas no mucho más grandes que las casas masais y aun así… no vimos a un solo niño que no tuviera una sonrisa en la boca. Jugaban con nosotros, nos tocaban el pelo, nos cantaban, nos enseñaban a sus hermanos y fue aquí donde hicimos un pequeño recorrido en una barquita por el lago. Bueno… todos menos Miguel, que según sus palabras… en el agua no se le ha perdido nada!!

La profesora de los niños fue la que nos enseñó el pueblo y decenas de niños nos acompañaron en el recorrido. Debo decir que la experiencia fue increible, uno de esos días en los que sin duda, te planteas muchas cosas e injusticias de la vida.

 

Tanzania y su gran llanura, el Serengueti

Después de la experiencia vivida esos dos días en el Lago Victoria nos dirigimos al Parque Nacional del Serengueti. El paisaje cambiaba un poco con respecto al Masai Mara, la sabana tomaba un color mucho más amarillento y las estampas de acacias en mitad de aquella nada nos dejaban anonadados por completo.

Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1981 por la UNESCO, el Serengueti es el Parque Nacional más antiguo de Tanzania albergando  13.000 km² de planicies sin fin.

En él podemos encontrar los «Cinco Grandes», denominados así por los cazadores desde hace años: el león (se dice que en Serengueti es donde se encuentra la mayor concentración de leones de África), el leopardo, el búfalo, el rinoceronte (el cual se encuentra en grave peligro de extinción) y el elefante (en recuperación tras su abusiva caza furtiva).

A parte, podemos encontrar infinidad de animales tales como como: hienas, hipopótamos, jabalís verrugosos, guepardos, impalas, cebras, ñus o aves de todo tipo.

 

En dos días de safari tuvimos varios momentos maravillosos a destacar…

Uno de ellos y tal vez el mejor de todos, fue ver al animal que yo personalmente admiro muchísimo y encima no estaba solo… Una maravillosa hembra de leopardo jugaba con sus dos cachorros a unos cuantos metros de nosotros, y aunque no los tuvimos lo cerca que nos hubiera gustado, fueron realmente unos momentos de auténtica delicia.

Las extraordinarias vistas del Serengueti y de su planície, observar esa inmensidad imposible de cuantificar desde la altura fue otro de los momentos que nadie olvida.

Nyus, cebras, jirafas, elefantes, pequeños y simpáticos chacales, babuinos revoltosos, monos Vervet (con sus zonas intimas de color azul), que te esperan a la entrada del parque para intentar entrar en el coche al mínimo despiste,  avestruces, cientos de hipopótamos en sus guarrillas charcas, algún búfalo descarriado y miles de aves preciosas como el lilac, nos dejaban un sabor de boca dulce del famoso Serengueti.

Uno de los momentos del día que todos esperábamos con ansia, era la hora de la comida. No solo porque el solete de África abre el apetito, ni por las ricas comidas que preparaba Pepe, sino por los lugares donde parábamos a comer…

Lugares simplemente perfectos en los que comer bajo la sombrita de una acacia, magnificas vistas y mejores siestas! Jeje Aunque siempre con un ojo abierto ya que no dejábamos de estar en medio de la sabana!

Una de las paradas fue al lado del río Grumeti, conocido precisamente por albergar una gran cantidad de cocodrilos. Así que tras llenar el estómago pudimos dar un paseo por un puente que lo cruzaba y admirar, desde la distancia, a este perfecto animal.

 De nuevo un magnifico cielo estrellado nos esperaba en nuestro camping, sopita de Pepe y a dormir rapidito ya que a la mañana siguiente partiríamos hacia el Ngorongoro… un auténtico espectáculo nos estaba esperando…